Blade Runner, segunda vuelta de un filme mítico: tiemblan los fans

28/01/2016 - 12:03 am
Blade Runner, configurando el futuro. Foto: Especial
Blade Runner, configurando el futuro. Foto: Especial

La nueva versión de un filme paradigmático ha puesto en alerta a las redes sociales. Todos la alucinan, pero todos la quieren

Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).- No necesitamos una Blade Runner 2, pero todos iremos corriendo a verla cuando salga, es más o menos la conclusión que se saca al recorrer rápidamente las redes sociales.

Con el anuncio de que la segunda vuelta de un filme paradigmático, a cargo del mismo director que la convirtiera en una joya clásica del cine contemporáneo, se ha abierto el debate acerca de lo que muchos cinéfilos consideran una secuela innecesaria.

Sin embargo, el tiempo comienza a correr y es en julio próximo cuando el británico Ridley Scott comience producir el filme que tendrá a Ryan Gosling como responsable de una segunda entrega que volverá a poner en el centro de la escena a los legendarios replicantes.

La secuela ha incorporado también al mítico Harrison Ford, quien de ese modo se convierte en el actor capaz de reencarnar en distintos tiempos a héroes como Han Solo En Star Wars, a Indiana Jones en el filme homónimo y al detective Rick Deckard en la historia de Philip K.Dick.

Ford, de 73 años, ya ha leído el guión de Blade Runner II y según ha declarado “se trata de la mejor que leí en mi vida y la más relevante para completar el argumento de la primera película”.

LA SEGUNDA VUELTA

Esta Blade Runner del siglo XXI tendrá sentado en el trono del director a Denis Villeneuve (Sicario), nacido en Quebec hace 47 años, un hombre que tendrá que tener mucho carácter y paciencia para soportar a los fans de la película que no van a dejar detalle sin analizar ni punto de vista sin cuestionar.

Sony Pictures ha adquirido los derechos de la película para su distribución internacional. Warner Bros hará lo propio en Norteamérica, según informa Collider haciéndose eco de la productora, Alcon Entertainment.

La historia se sitúa algunas décadas después de la trama original, basada en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Todo lo demás es un misterio.

El guión estará a cargo de Hampton Fancher (autor de la película original junto con el director Ridley Scott) y Michael Green. Roger Deakins, colaborador habitual de Villeneuve, será el director de fotografía.

Para un gran cultor de la ciencia ficción como el escritor mexicano Bernardo Fernández (BEF), el valor del filme de 1982 consiste en “haberse planteado un futuro desgastado”.

La unión entre dicha visión futurista con una estética noir anticipó –según el autor de Uncle Bill– el ciberpunk, subgénero de la ciencia ficción.

Para BEF se trata de un filme revolucionario, con un guión arriesgado y que honra a uno de los grandes autores de la ciencia ficción.

Blade Runner es, en palabras de “Bef”, un filme revolucionario con un guión arriesgado y basado en la novela de uno de los grandes autores de ciencia ficción, nacido en Chicago en 1928 y muerto en California en 1982, un año antes de que se estrenara la película.

“Falla como adaptación pero a cambio se logra una película magnífica, si bien con pocos vínculos con la fuente original”, dice BEF.

“Gacias a ella sabemos cómo es noviembre del 2019. Desde entonces, nadie sabe cómo será diciembre”, agrega.

En 2012, otro gran autor de literatura fantástica en nuestro país, Alberto Chimal, escribió un largo artículo en su blog, donde entre otras cosas se preguntaba por qué Scott no ha conseguido hacer otra película tan importante, influyente y duradera como Blade Runner (también citaba en esa categoría a Alien).

“¿Qué más hay en Blade Runner que se agregó al virtuosismo innegable de su director? Sospecho que la respuesta es simple: lo mejor de Scott descansa a la vez en la imagen y, si no en una historia perfectamente trazada o en grandes ideas, sí en el impacto visceral de los temas y los sucesos que sus personajes ponen en juego. Este enfoque o refinamiento de sus películas parece darse por una serie afortunada de accidentes. Así ocurrió en Blade Runner”, escribe Chimal.

“La primera versión del guión fue obra de Hampton Fancher: una adaptación directa y “comercial” de la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) de Philip K. Dick pensada para un presupuesto escaso: un filme cerrado y de poco alcance. Este guión fue secuestrado por Scott, quien al llegar al proyecto comenzó a exigir varias reescrituras a partir de planos y secuencias que se le iban ocurriendo –Fancher lo recuerda con amargura en Dangerous Days, un documental que acompaña a la reedición “definitiva” de la película en 2007–, en lo que al parecer es su método habitual de trabajo: no con base en un argumento sino tanteando, para llegar a uno, a partir de intuiciones que se manifiestan de manera estrictamente visual”, explica el autor de La torre y el jardín.

“Fancher terminó por irse y Scott contrató a David Peoples para posteriores modificaciones del guión que permitieran al director ofrecer una visión más amplia del mundo futuro sugerido por la historia. Ésta se convirtió en un experimento de especulación sin precedentes, y detallado hasta excesos aparentemente absurdos en su esfuerzo por imaginar el siglo XXI desde el siglo XX”, agrega.

“Scott también agregó dos énfasis cruciales: la película haría constantes guiños al cine noir –miraría hacia atrás y hacia adelante a la vez– y su conflicto central sería el de los replicantes, criaturas superiores a los humanos que los habían creado pero sujetas a servirles y a tener un “plazo de vida” de muy pocos años, con una fecha de muerte preestablecida e irrevocable”, afirma Chimal.

“En esta sucesión de esfuerzos y propósitos cruzados, resultó que los temas fundamentales de la película –y de hecho del propio Dick: la identidad, la memoria, la naturaleza humana, la diminuta estatura humana– quedaron planteados como preguntas relevantes en su mundo narrado y urgentes para los personajes que las formulan: el auténtico héroe de la película no es Rick Deckard, el detective interpretado por Harrison Ford, sino Roy Batty, el líder de los replicantes fugitivos, que en el cuerpo (y con la voz) del actor holandés Rutger Hauer resulta un ejemplo de sensibilidad y penetración espiritual.

A la vez, la búsqueda de Deckard (o las insinuaciones, torpes, de que él mismo podría ser un replicante) pesan menos que la crisis de su “interés romántico”: Rachael (Sean Young, actriz limitada y bellísima, en el papel de su vida), quien descubre que ella misma es también un ser artificial, sin valor ni identidad”, escribe Alberto.

“Irónicamente, el parlamento más memorable de la película (y quizá de toda la obra de Scott) es la última intervención de alguien más en la serie de adaptaciones e intenciones contrapuestas de Dick, Fancher, Peoples y Scott: Rutger Hauer improvisó en varias ocasiones durante el rodaje (incluyendo una cita errónea de “América”, poema visionario de William Blake) y son totalmente suyas, e imprevistas, las palabras que preceden a la muerte de Batty, y que contienen al mismo tiempo las insinuaciones misteriosas de la ciencia ficción y una aceptación dignísima, humana, del fin: “ He visto cosas que ustedes no creerían. Naves de ataque en llamas en el hombro de Orión. He visto rayos-c brillando en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”

“Incluso cuando su imagen del “futuro” se ha vuelto retro, consumida por la cultura popular de los años ochenta, Blade Runner persiste en esas palabras, apuntaladas –nunca vencidas– por la visión deslumbrante de Ridley Scott”, concluye Chimal.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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